Falsa Sensación de Seguridad
A menudo nos encontramos con las frases “Peor es no tener nada” o también “Es preferible lo que está instalado a no tener nada instalado”, para referirnos a la situación de estar conscientes de que los sistemas de protección contra incendios instalados en los recintos o edificaciones no funcionan correcta o eficazmente, como consecuencia de un diseño/instalación deficiente del mismo y/o a un insuficiente programa de inspección, pruebas y mantenimiento.
Cuando nos encontramos en el interior de un recinto protegido mediante sistemas contra incendios (rociadores, gabinetes de manguera, extintores, entre otros), como ocupantes desarrollamos una “sensación de seguridad”, porque “sabemos” que en el lugar donde estamos existen medios automáticos y/o manuales para combatir un incendio.
El problema surge cuando nos encontramos en un recinto que posee instalados sistemas de protección contra incendios, pero no somos conscientes que éstos no funcionan de manera correcta. Esta condición nos brinda como ocupantes una “falsa sensación de seguridad” debido a que como ocupantes nos sentimos seguros de estar en un edificio protegido, sin embargo desconocemos que los mismos no controlarán o extinguirán un incendio.
De esta manera, la sensación de seguridad de los ocupantes desarrolla su “percepción de peligro”, el que en sí mismo es el factor más importante para determinar el éxito en la seguridad de vida y/o evacuación de los ocupantes.
El uso y la familiaridad con el recinto, además de la presencia de sistemas de protección contra incendios visibles para los ocupantes (rociadores, gabinetes de mangueras, extintores, entre otros), tiene un impacto directo en el comportamiento humano en caso de incendio. La efectividad de los sistemas de extinción, detección, alarma, brigadas y el uso del recinto, tendrán un efecto en la percepción de peligro, y por lo tanto, en el tiempo de reacción o respuesta de los ocupantes.
En una situación de emergencia, los ocupantes luego de decidir responder a la alarma podrían intentar apagar o controlar el incendio mediante sistemas manuales, dependiendo también de la familiaridad y uso del recinto y de la percepción del riesgo.
Esto se respalda mediante estudios de US [Bryan, J.,”Smoke as a determinant of human behaviour in fire situations”, University of Maryland, 1977] que han mostrado que el 27,9% (162/584) de los ocupantes intentaron entrar nuevamente a un incendio residencial para:
- Combatir el fuego.
- Recuperar cosas materiales personales.
- Obtener información relacionada con el desarrollo del incendio.
- Notificar a otros.
Además, estudios de Reino Unido [Wood, P.G., Fire research note 953, Building Research Establishment, Borehamwood, 1972] han mostrado que el 43% (943/2193) de los ocupantes intentaron entrar nuevamente en un incendio residencial.
Por lo tanto, ¿Por qué es importante que no exista una falsa sensación de seguridad en las instalaciones? – Como respuesta es posible señalar que una falsa sensación de seguridad podría poner en peligro a los ocupantes por creer que están protegidos contra incendios, cuando en realidad no lo están.
Sistema de Gabinetes de Manguera
Se puede ilustrar un ejemplo mediante un recinto con gabinetes de manguera que no se encuentran operativos hidráulicamente (sin suministro de agua). Los ocupantes desconocen que los gabinetes no operan, pero su disponibilidad los alienta a utilizarlos y, por lo tanto, podrán atacar el incendio en su fase incipiente. Esta situación genera que las personas que intentarán utilizar los gabinetes se mantendrán en el interior del recinto un tiempo mayor al de las personas que evacuan de inmediato.
Esta circunstancia potencialmente los expondrá a condiciones de incendio de manera prolongada (exposición al humo, calor, gases, entre otros), y podrá invalidarlos para evacuar de manera segura. En pocas palabras, los ocupantes perderán tiempo de evacuación mientras tratan de utilizar equipos ineficaces, tiempo que podría perjudicarlos para la evacuación segura.
Figura 1: Gabinete de manguera sin conexión
En la Figura 1 y Figura 2 se muestran situaciones reales donde se hace visible la condición de “Falsa sensación de seguridad”. Es posible ver que, en ambos casos, los gabinetes de manguera se encuentran disponibles físicamente para los ocupantes en caso de incendio, pero al momento de requerir utilizarlos, éstos no podrán entregar agua.
Figura 2: Gabinete de manguera sin conexión
Por otra parte, la instalación de gabinetes de manguera con una capacidad menor a la requerida por NFPA 14, generará que la presión y caudal descargado en un incendio no sea suficiente para controlarlo y/o extinguirlo. Esta condición los alienta a utilizar los gabinetes, situándolos en una condición de peligro por la “Falsa sensación de seguridad” que generan.
En la Figura 3 se muestra un gabinete de manguera Clase II instalado en un recinto industrial, el cual posee una capacidad nominal de 128 litros por minuto (lpm) a una presión de 0,4 MPa (33,8 gpm @ 58 psi). Las normas NFPA nos entregan lineamientos y estándares técnicos mínimos para la seguridad contra incendios. Por lo tanto, su aplicación y cumplimiento resultará en un nivel de seguridad mínimo para los ocupantes. NFPA 14 indica que los gabinetes Clase II deben operar bajo condiciones de caudal de 100 gpm a una presión de 65 psi [NFPA 14 – Standard for the Installation of Standpipe and Hose Systems]. Por lo tanto, lo mostrado en la Figura 3 no es suficiente para controlar y/o extinguir un incendio conforme a los requerimientos de NFPA 14, y de esta manera, alienta erróneamente a los ocupantes a eventualmente combatir un incendio en vez de evacuar.
Figura 3: Gabinete clase II instalado en recinto
Sistema de Rociadores
Otro ejemplo sería cuando un sistema de rociadores instalado en un recinto podría inducir a los ocupantes a responder de manera más tardía a un incendio (previo a la evacuación), generando instancias para que los ocupantes emprendan acciones tales como empacar o guardar pertenencias, pasar o intercambiar información con otros ocupantes, entre otros. De esta manera, los ocupantes residirán un mayor tiempo en el interior del recinto en condiciones de incendio, asumiendo que el sistema de rociadores controlará o extinguirá el fuego, cuando realmente no lo hará.
La mayoría de los sistemas de rociadores están diseñados para que cada rociador individual pueda reaccionar al calor de un incendio, distribuyendo agua sobre la fuente de calor.
Los rociadores convencionales utilizados en protección contra incendios funcionan debido al calentamiento del elemento sensible (bulbo o fusible metálico) a valores nominales de temperatura. Cuando la energía de calor convectivo se eleva a través del penacho, termina su movimiento vertical en el techo del recinto y se redirecciona de manera horizontal a través de éste, denominándose “Ceiling Jet”. El “Ceiling Jet” contiene la energía térmica convectiva de los gases calientes del incendio que interactuará con los rociadores más cercanos al fuego (Figura 4).
Figura 4: Esquema simplificado de penacho de humo y chorro de techo
Por lo tanto, NFPA 13 [NFPA 13 – Standard for the Installation of Sprinkler Systems] nos indica que la distancia mínima entre el techo del recinto que se protege y el deflector del rociador corresponde a 1 pulgada, mientras que la distancia máxima es de 12 pulgadas. De esta manera, nos aseguramos que el sistema de rociadores siempre se encuentre sumergido en el “Ceiling jet” y por lo tanto, pueda operar.
Una “falsa sensación de seguridad” se presenta cuando, por ejemplo, un sistema de rociadores se instala muy por debajo del techo donde se produce el “ceiling jet”, lo que solo generará que opere el rociador que se encuentra sobre el penacho de humo y gases calientes, no siendo suficiente para controlar y/o extinguir un incendio, tal como se muestra en la Figura 5.
Figura 5: Instalación de rociadores sobre la distancia máxima permitida.
Esta condición de techos elevados ha generado que la industria y los profesionales de la seguridad contra incendio, desarrollen soluciones artesanales que también nos brindan una “falsa sensación de seguridad”, tales como los “Colectores de Calor”.
Es de conocimiento general el uso de “colectores de calor” en rociadores ubicados muy por debajo del techo. Estos “colectores” se destinan para “reducir” el tiempo que tarda un incendio en activar los rociadores debido a que éstos no se encuentran sumergidos en el “Ceiling Jet” generado en el techo del recinto. Si bien estos dispositivos pueden parecer una solución lógica a un problema inmediato, no hay datos científicos o de ingeniería que respalden su uso o desempeño.
De hecho, existe evidencia de que “colectores de calor” sobre un rociador retrasarán su activación a menos que el fuego esté directamente debajo del rociador. Un “Ceiling Jet” que se mueve por encima del “Colector de Calor” podría no alcanzar el rociador y/o podría bloquear la radiación térmica desde el “Ceiling Jet” hacia los rociadores [United States Nuclear Regulatory Commission Office of Nuclear Reactor Regulation, Potential Problems With Heat Collectors on Fire Protection Sprinklers, Washington D.C. 20555-0001, July 19, 2002] (Figura 6).
Figura 6: “Colector de Calor” en rociador
Adicionalmente, NFPA 13 señala literalmente que: “Los colectores de calor no deben usarse como un medio para ayudar a la activación de un rociador”, “Se deben seguir las reglas que describen la distancia máxima permitida para los rociadores debajo de los techos”, “Uno de los objetivos de la norma es enfriar el cielo raso cerca de los elementos estructurales con un rociador cercano, lo cual no se logra con un rociador que se encuentra muy abajo del techo, y un colector de calor no ayudará en esta situación” [NFPA 13 – Ed. 2019 – Automatic Sprinklers Systems Handbook, Art. 9.5.4.1.4, 2019].
No se deben confundir los “colectores de calor” con escudos contra agua, siendo éstos últimos accesorios certificados que permiten proteger los elementos termosensibles de la descarga de rociadores instalados en elevaciones más altas. Los escudos contra agua se utilizan generalmente en el nivel intermedio de los sistemas de rociadores para almacenamiento en estanterías, donde sus elementos térmicos deben protegerse del rocío de agua de los rociadores superiores.
Figura 7: Escudos contra agua certificados [Viking Technical Data, Sprinkler Water Shields and Guards]
Conclusiones y Recomendaciones
Por lo tanto, del presente análisis sobre la “Falsa sensación de seguridad” se puede indicar lo siguiente.
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La aplicación y cumplimiento de las normas NFPA brinda un nivel mínimo de seguridad contra incendios en las instalaciones donde se consideren.
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Se recomienda verificar mediante una tercera parte el diseño, instalación y mantenimiento de los sistemas de protección contra incendios, evitando que se generen errores o condiciones que produzcan la ineficacia de los sistemas.
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Se recomienda retirar los equipos y/o sistemas de protección contra incendios que se encuentren en desuso o fuera de servicio, evitando que los ocupantes crean que los mismos se encuentran operativos.
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No se debe mantener equipos y/o sistemas de protección contra incendio que no operen de manera correcta bajo la premisa de “Peor es no tener nada” o “Es preferible lo que está instalado a no tener nada instalado”, dado que esta condición genera peligro para la vida de las personas y para las instalaciones, tal como se ha descrito en el presente análisis.
Patricio Valdés Gacitúa
MSc. Fire Safety Engineering
[email protected]
MAPA Fire – www.mapafire.com