Incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist (1911)

Estados Unidos de Norteamérica experimentaba años de desarrollo económico vertiginoso y eso se traducía en construcciones gigantescas de principios del s. XX como las del edificio Asch, construído en hierro y acero y ubicado en el 23-29 de Washington Place, entre Greene Street y Washington Square East.

Dicho edificio, en sus tres últimas plantas (8ª, 9º y 10ª) albergaba las oficinas y fábrica de la empresa Triangle Waist Company, propiedad de rusos inmigrantes llamados Max Blanck e Isaac Harris. En la fábrica trabajaban, en su mayoría, mujeres inmigrantes, de entre 16 y 23 años. Muchas de ellas, apenas hablaban inglés y eran de origen italiano, ruso, húngaro y alemán.

La fábrica de Triangle Waist Company  ocupaba los pisos 8, 9 y 10 del edificio Asch de 10 pisos en la esquina noroeste de Greene Street y Washington Place, Nueva York.

Las condiciones laborales de los trabajadores del textil y, en especial de las mujeres, eran muy precarias desde hacía bastantes años. Un 8 de marzo de 1857, una manifestación de trabajadoras de Nueva York salieron a denunciar y protestaron con su lema “Pan y rosas” por sus condiciones laborales. Las reivindicaciones no habían experimentado mejoras hasta 1911 y episodios de trabajadoras muertas a causa de su trabajo, iban siendo habituales tal y como denunció Rose Schneiderman en su discurso de 2 de abril en el memorial a las víctimas del incendio de Triangle Shirtwaist: “[…] Esta no es la primera vez que se quema vivas a niñas en la ciudad. Todas las semanas debo enterarme de la prematura muerte de una de mis hermanas trabajadoras. Cada año, miles de nosotras quedamos mutiladas. La vida de hombres y mujeres es tan barata y la propiedad es tan sagrada”.

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Si bien, el 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, el incendio en Triangle Shirtwaist, fue un punto de inflexión en el futuro redactado de leyes laborales y de seguridad industrial. Las consecuencias del incendio de Triangle Shirtwaist, forzarían a cambiar la legislación, no tan sólo desde el punto de vista de la seguridad y condiciones en el trabajo, sino también desde el punto de vista de la seguridad contra incendios. De hecho, ese incendio fue el embrión, años más tarde, de lo que hoy conocemos como el Código de seguridad humana (NFPA 101).

Así pues, aquella tarde del 25 de marzo, las trabajadoras de la fábrica continuaban con su jornada laboral mientras que los otros trabajadores, al ser sábado, se habían ido ya para sus casas. Una práctica común de los propietarios era cerrar con llave las puertas de la fábrica para que sus empleados no pudieran llevarse nada. Esto fue una de las causas de la posterior tragedia. El edificio, según sus propietarios era a prueba de fuego.

A las 16:45 se originó el incendio. Según un informe de los bomberos de Nueva York de la época, el origen del incendio estuvo en una colilla mal apagada lanzada en uno de los cubos de basura donde se depositaban restos de telas. En pocos minutos la propagación del incendio alcanzó la única escalera de salida. Habitualmente, los trabajadores subían por los montacargas, pero ese día uno de ellos no funcionaba. Muchas de ellas, intentaron evacuar por el montacargas, pero sin éxito. Los cuerpos de unas treinta chicas se amontonaron alrededor del montacargas. Los propietarios, junto con sus hijos, pudieron escapar por una salida en el tejado, salida que los trabajadores desconocían por completo.

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Al no encontrar una salida viable y segura, las escenas de pánico se sucedieron durante todo el incendio. Fácil combustión, rápida propagación del incendio a causa del aceite de las máquinas, puertas cerradas, escaleras y pasillos obstruidos, ausencia de rociadores, presencia de humo y calor. Todo ello resultó un cocktail mortal para las 123 mujeres y 23 hombres que perecieron en ese edificio. Las escenas que pudieron ver, tanto policías y bomberos, fue espeluznante. Incluso, uno de los policías veteranos que había presenciado el incendio del vapor Slocum (1904) aseguró que nunca antes había visto nada igual. Muchas de las chicas, decidieron saltar desde lo alto del edificio para salvar sus vidas en un momento de desesperación. Las autoescaleras de los coches de bomberos tampoco llegaban hasta los últimos pisos del edificio. 

Imagen: New York Shirtwaist Factory Holocaust; Taking Down Descriptions of the Dead

Después del incendio, los cuerpos se iban amontonando en la acera del edificio. Muchos de éstos, carbonizados, de difícil identificación y llevados, posteriormente, a la morgue. Los bomberos encontraron a algunos sobrevivientes que fueron sacados de los escombros casi cuatro horas después de iniciarse el incendio, Uno de ellos lo encontraron en el sótano, paralizado de miedo y gimiendo como un animal herido.

Sesenta y dos personas saltaron o se cayeron de las ventanas.
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Hoy en día, la tragedia del Triangle Shirtwaist, se conmemora cada 25 de marzo de diversas maneras, desde colocar claveles blancos delante del edificio, hasta escribir con tiza el nombre de las víctimas delante de alguna casa de ellas. En el edificio, hoy reformado y que alberga el Silver Center for Arts and Science de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Nueva York, hay colocada una placa conmemorativa sobre los acontecimientos ocurridos ese 25 de marzo de 1911.

Iván Matavera
[email protected]
www.ivanmatavera.com
Profesional y técnico acreditado para la elaboración de planes de autoprotección por la Generalitat del gobierno de Catalunya. Trabaja en el ámbito de la planificación y la gestión de las emergencias desde hace más de 15 años.
Con experiencia laboral en el campo de la protección civil (autoprotección, planes territoriales), informes de evaluación de condiciones de seguridad contra incendio de instalaciones, elaboración y levantamiento de planos en AutoCAD, formación en emergencias y planes de autoprotección, asesoramiento, apoyo y seguimiento en la realización de simulacros, reales o de despacho, entre otros aspectos de la protección contra incendios.
Focalizado también en el comportamiento humano en caso de emergencias, la ingeniería del fuego y el comportamiento del humo y las estructuras.
Actualmente, cursa el Master en Ingeniería y Protección contra incendios en la UNED.

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