Incendio en el cinematógrafo “LA LUZ” (1912)

A principios de s. XX, Villarreal, España, era un pueblo, básicamente dedicado a la actividad agrícola. De hecho, casi el 80% de la población se dedicaba a tareas del campo. La aparición de un cine, donde la mayor parte de la población, tanto masculina como femenina, era analfabeta, despertaba mucha expectación. 

Fotografía: ABC

Aquel 27 de mayo de 1912, la vida de la gente de Villarreal, cambió completamente. Las sesiones en el cine “La Luz”, ubicado en la Calle de la Acequia (actualmente, calle Burriana), eran diversas y aquel día se premió a los asistentes repitiendo el último pase, cerca de las 10 de la noche. La película que se estaba visualizando era Alma de traidor. La luz eléctrica, provenía de una pequeña fábrica, propiedad de Eduardo Pitarch, ubicada a menos de 100 metros del cine. El cine funcionaba desde el 24 de diciembre de 1911.

Cuando se estaba proyectando la película, ésta se rompió por la mitad. El operador, advirtió al público de la continuación de la película. Pero, inmediatamente después, se produjo la combustión de las películas proyectadas anteriormente que se encontraban tiradas por el suelo. La cabina de proyección, ubicada al lado de la puerta de entrada al cine, estaba construida completamente de madera. En la normativa de la época, las cabinas de proyecciones tenían que estar recubiertas de amianto o zinc.. Esto y la celulosa de las películas hicieron que la combustión ganara en velocidad y obstruyera la evacuación apareciendo grandes llamas impidiendo ganar la salida.

En la normativa de la época, las cabinas de proyecciones tenían que estar recubiertas de amianto o zinc..

El cine tenía unos 175 m2 y disponía de una única salida. Ésta media unos 2,25 m de ancho, pero una de sus hojas, que servía de taquilla, también estaba cerrada. Aparte, las dos hojas abrían hacia el interior, es decir, en contra de la evacuación. Cosa que la normativa contra incendio del momento ya no permitía. Tenía dos pequeñas puertas que abrían a los laterales del cine de 0,65 m de ancho cada una, pero en el momento del incendio, estaban cerradas y con bancos arrimados. Igualmente, el aforo en aquel momento era de 300 personas. Otro dato curioso, es que el cine estaba ubicado entre dos almacenes que contenían productos inflamables.

En poco más de tres minutos según relatan algunas crónicas de la época, el incendio consumió la totalidad del cine, llegando a colapsar el techo, el cual, cayó sobre los asistentes que no pudieron salir, aguantando solamente el esqueleto de vigas. Cuarenta y tres cuerpos fueron encontrados en una de las esquinas del cine, junto al lienzo de proyecciones. Allí la techumbre no colapsó, pero el humo, las altas temperaturas y la imposibilidad de evacuar, dieron un resultado igual de mortal.

Algunas personas que se encontraban en el exterior del cine se percataron que, una de las puertas laterales, conectaba con una casa. Rápidamente, hicieron un boquete en el tabique que escondía la puerta, mientras los espectadores, por la parte interior del cine, también intentaban conseguir la salida. Algunos consiguieron salir a la calle con las vestiduras desgarradas y con importantes quemaduras. Los que presenciaban la proyección en las galerías superiores, pudieron salvar la vida, lanzándose por una de las ventanas que había sobre la puerta principal. 

Finalmente, el resultado de la tragedia fue de 69 personas muertas y 150 heridas, algunas de importante gravedad. El alcalde del pueblo, Francisco Nebot, fue acusado de negligencia por permitir la actividad sin que el cine reuniera las condiciones básicas de seguridad contra incendios de le época. Para encender el foco de la calle, por ejemplo, se tenía que rozar dos cables eléctricos a falta de un interruptor. 

Iván Matavera
[email protected]
www.ivanmatavera.com
Profesional y técnico acreditado para la elaboración de planes de autoprotección por la Generalitat del gobierno de Catalunya. Trabaja en el ámbito de la planificación y la gestión de las emergencias desde hace más de 15 años.
Con experiencia laboral en el campo de la protección civil (autoprotección, planes territoriales), informes de evaluación de condiciones de seguridad contra incendio de instalaciones, elaboración y levantamiento de planos en AutoCAD, formación en emergencias y planes de autoprotección, asesoramiento, apoyo y seguimiento en la realización de simulacros, reales o de despacho, entre otros aspectos de la protección contra incendios.
Focalizado también en el comportamiento humano en caso de emergencias, la ingeniería del fuego y el comportamiento del humo y las estructuras.
Actualmente, cursa el Master en Ingeniería y Protección contra incendios en la UNED.

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Soy María Celina González Lizardi, Ingeniera en Administración de Obras con Posgrado en Gerencia de

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